De eso se trata la vida. De no quedarse con las fichas en la mano. Quizás en algún momento pusimos todas las fichas a un número que creímos pleno. Cuando el pleno no sale, uno siente que el mundo se le viene encima, que no existe otro número para jugar. Pero gracias a dios (es una expresión, sigo siendo ateo) el mundo numérico tiende a infinito, y la cantidad de fichas también. Quedarnos rebotando contra ese número que se nos niega sería atascarnos. Quizás alguna que otra ficha le volvamos a jugar, porque por un tiempo finito, va a seguir siendo nuestro número preferido. Pero no por esto hay que perder de vista la infinitud antes mencionada.
Fuiste mi mejor poesía,
Fuiste mi mejor canción,
Y si el verbo esta en pasado,
No fue por mi decisión.....
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